FUNDACIÓN DE LA MISIÓN DE PURULÓN
A medida que se consolidaba la labor en el valle de la Mariquina, los capuchinos comenzaron a incursionar hacia el interior de la Araucanía en todas direcciones. Ya en 1860 habían restablecido la misión de Toltén (1), sin embargo, todavía no se internaban en el corazón de la provincia del Cautín ni hacia los territorios precordilleranos de la provincia de Valdivia.
La fundación de la Misión de Purulón se llevó a cabo el 2 de febrero de 1874 y su gestor fue el misionero italiano Octaviano de Nizza (2), quien junto con establecer una primera iglesia levantó también una escuela y casa de misión.
En su crónica de la Nuova Missione di Purulon en L’Araucania, el padre capuchino Octaviano de Nizza se refiere a su llegada a Purulón en 1874 para fundar la nueva misión capuchina. Este suceso no habría estado exento de dificultades debido a la negativa de algunas territorialidades mapuche, que se oponían a la llegada del misionero.
Las crónicas señalan que para fundar la misión de Purulón:
“(...) la comunidad mapuche se dividió entre quienes aceptaban al religioso y quienes pensaban que era un enemigo que debía morir. La disputa se resolvió con un partido de Palín entre los bandos. Guarecido de la lluvia bajo el techo de una ruca, el misionero se encomendaba a Dios, mientras escuchaba los gritos de los jugadores. La partida fue ganada por los que estaban a favor de la misión. Los perdedores no se conformaron y se organizó una carrera de caballos para resolver
la disputa. Nuevamente, el bando “misionero” resultó ganador. Los vencidos aceptaron la derrota como designio del Dios Nguenechen, que aprobaba la construcción de la capilla.” (Citado en Donoso, 2006).
A partir de este momento la misión de Purulón comenzó a funcionar como una misión de “enganche” con los territorios del interior, como Panguipulli y Villarrica, los que posteriormente también se transformaron en estaciones misionales a principios del siglo XX.
La misión de Purulón se mantuvo atendida por el Padre Octaviano de Nizza hasta el año 1901, cuando este es reemplazado por su hermano bávaro, el padre Francisco Ma de Luxemburgo, primer capuchino alemán en Purulón, que permaneció hasta su muerte el 21 diciembre de 1924.
La antigua iglesia de Purulón, levantada por fray Octaviano de Nizza, fue reemplazada por una construcción a cargo del Padre Francisco de Luxemburgo entre 1907 y 1910. Sin embargo, un incendio acontecido el 12 de Febrero de 1918, redujo a cenizas todos los edificios de la misión (Röttingen, 1921). El templo actual es una fiel reedición del anterior, levantado entre 1918 y 1920 bajo la administración del mismo misionero de Luxemburgo, su fachada muestra un diseño de inspiración bávara, con dos torres con remate en chapitel. El interior presenta el clásico diseño capuchino de tres naves con techo plano, libre de arcos y bóvedas (Donoso, 2006: 42).
1.1.- La llegada de las Hermanas Misioneras de la Santa Cruz y Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús a la misión de Purulón.

Imagen 3: Cruz de la sepultura de Sor Domínica Martin en el cementerio municipal de San José de la Mariquina. Fotografía M. Villanueva (2016).

Imagen 4: Reverenda Madre Misionera Micleta Halter Grohs. Primera Superiora Regional en Chile y Purulón. Fotografía publicada en: Hna. Agustina Norambuena (1991) Historia de la presencia religiosa en Chile.

Imagen 5: Madre Misionera Hildegard Roth Schweirger, actual Superiora Regional en Chile de la Congregación “Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús”. Fotografía publicada en: Hna. Agustina Norambuena (1991).
En la década de 1920, el Prefecto Guido Beck de Ramberga hace llegar a la misión de Purulón a las Hermanas Maestras de la Santa Cruz de Menzingen, quienes se mantuvieron realizando labor educacional y colaborando con los misioneros capuchinos hasta el año 1936.
Durante este tiempo, en que estuvieron las Hermanas de la Congregación de la Santa Cruz, el grupo de religiosas estuvo integrado por:
- Sor Domínica Martin
- Sor Mónica Salchwin
- Sor Bertina Salazar
- Sor Adelaida Hubner
Luego, en el mes de abril de este último año, las Hermanas de la Santa Cruz son reemplazadas por la Congregación de las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús de Gengenbach, misioneras que desde hace 80 años transformaron este territorio en su sede regional en Chile, además de atender a la comunidad, y custodiar ejemplarmente el templo de Purulón.
Superioras regionales que ha tenido la Congregación de las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús en la misión de Purulón (Hna. Agustina, 1991):
- Madre Micleta Halter Grohs (1936 a 1956)
- Madre Angelora Zimmerman Börsig (1956 a 1971)
- Madre Francina Henrikus Heibel (1971 a 1988)
- Madre Hildegard Roth Schweirger (1988 a la fecha)
En un primer momento, el Vicariato Apostólico de la Araucanía, no había pensado escoger a Purulón como la Casa Madre para la Congregación de las Hermanas Franciscanas venidas de Gengenbach (Alemania), sino que Quinchilca, una misión ubicada más al sur en la comuna de Los Lagos, sin embargo, por circunstancias especiales se adelantó el arribo de las hermanas misioneras a Chile, no habiendo estado listo aún un establecimiento en Quinchilca, razón por la que se optó por Purulón como el centro de las nuevas misioneras, otorgándosele el único edificio existente en esos momentos que les servía de colegio y habitación (Hna. Agustina, 1991: 38).
No obstante, el lugar del que disponían las hermanas pronto se hizo estrecho para las necesidades de la comunidad religiosa, y por tanto, como era sumamente necesario un nuevo edificio, entre 1940 y 1941 se construye la

Imagen 6: Antigua Casa Madre, hoy Casa San Francisco y Casa del Noviciado de las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús. Al costado se aprecia la Iglesia Santísima Trinidad. Publicada en: Hna. Agustina Norambuena (1991).

antigua Casa Madre, a un costado de la iglesia aproximadamente a unos 10 metros de distancia de esta, y que hoy se llama Casa San Francisco. Luego, una década más tarde, en 1956 surge la Casa del Noviciado, construcción que termina por unir la antigua Casa Madre con el costado este de la iglesia Santísima Trinidad. Esta construcción cuenta además con una capilla “La Porciúncula”, y en el primer piso se encuentra el oratorio y sala de conferencias. Finalmente, todo el frontis de este conjunto está rodeado y hermoseado por coloridos jardines que dan la bienvenida a los visitantes (Hna. Agustina, 1991: 38).
En un primer momento, el Vicariato Apostólico de la Araucanía, no había pensado escoger a Purulón como la Casa Madre para la Congregación de las Hermanas Franciscanas venidas de Gengenbach (Alemania), sino que Quinchilca, una misión ubicada más al sur en la comuna de Los Lagos, sin embargo, por circunstancias especiales se adelantó el arribo de las hermanas misioneras a Chile, no habiendo estado listo aún un establecimiento en Quinchilca, razón por la que se optó por Purulón como el centro de las nuevas misioneras, otorgándosele el único edificio existente en esos momentos que les servía de colegio y habitación (Hna. Agustina, 1991: 38).
No obstante, el lugar del que disponían las hermanas pronto se hizo estrecho para las necesidades de la comunidad religiosa, y por tanto, como era sumamente necesario un nuevo edificio, entre 1940 y 1941 se construye la antigua Casa Madre, a un costado de la iglesia aproximadamente a unos 10 metros de distancia de esta, y que hoy se llama Casa San Francisco. Luego, una década más tarde, en 1956 surge la Casa del Noviciado, construcción que termina por unir la antigua Casa Madre con el costado este de la iglesia Santísima Trinidad. Esta construcción cuenta además con una capilla “La Porciúncula”, y en el primer piso se encuentra el oratorio y sala de conferencias. Finalmente, todo el frontis de este conjunto está rodeado y hermoseado por coloridos jardines que dan la bienvenida a los visitantes (Hna. Agustina, 1991: 38).
En 1981 se agrega un nuevo edificio que se transformó en lo que hoy es la actual Casa Madre, el hogar donde año tras año acuden hermanas de distintos lugares para realizar sus retiros espirituales anuales, y luego volver renovadas a sus diversos puntos de misiones. Para el año 1990 este era el Hogar común de acogida de aproximadamente 135 religiosas franciscanas, cuya obra misionera se centraba en educar a niños, atender a enfermos, a ancianos, a jóvenes, cumpliendo así con los fines y fundamentos del apostolado de la Congregación (Hna. Agustina, 1991: 38).
1.2.- Nómina de misioneros y párrocos que han estado a cargo de la administración de la Misión de Purulón desde el año de su fundación.
P. Octaviano de Nizza (1874-1901)
P. Francisco Ma de Luxemburgo (1901-1913) P. Filiberto de Grossenried (1913)
P. Francisco Ma de Luxemburgo (1914-1924) P. Matías de Klebham
P. Jesualdo de Bausewein
P. Efrén Danner de Üeberackern
P. Alcuino de Hohenbrun
P. Arcangel ¿?
P. Bernabé de Lucerna
P. Policarpo de Freilassing
P. Domingo de Arnsdorf
P. Melchor Schwarzmüller de Dingolfing
P. Estebam de Niedermaier
P. Juan Bauer
P. Felicísimo Martínez
P. René Rebolledo
P. Alex Martínez
P. Erwin Oñate Namoncura
1.3.- La Iglesia Santísima Trinidad y su colección artística.
Una de los aspectos que destacan de esta iglesia son sus murales internos que decoran delicadamente cada espacio de las naves. Estas pinturas interiores fueron realizadas por fray Tomás de Augusta en el año 1924.
Fray Tomás también se dedicó a pintar las iglesias de San José Obrero de la misión de Cherquenco y Virgen del Carmen de la misión de Curacautín (Donoso, 2006).
Otro aspecto son sus altares, retablos y mobiliario, elaborados a perfección en los talleres de Padre La Casas por el Hno. Wunibaldo de Soden.
Por otra parte, la mayor parte de las imágenes de yeso fueron encargadas a Francia.
Hoy esta colección de gran valor representa todo un legado de la impronta, de espíritu y del magistral oficio de los misioneros en tiempos de misiones.
Imagen 7: Lapida recordatoria de la sepultura de Fray Tomas de Augusta en el cementerio municipal de San José de la Mariquina, sector Misioneros Capuchinos. Fotografía M. Villanueva (2016).
(1) En el año 1776 los misioneros franciscanos fundaron la misión de Toltén Bajo, anteriormente los jesuitas habían fundado también una estación misional en 1683, la que fue trasladada a Mariquina en 1724.
(2) En los registros históricos y crónicas de época, el padre Octaviano es nombrado de diferentes maneras según variación de la forma de transcribir su nombre, de este modo se puede encontrar también como: Ottaviano da Nizza u Octavio de Niza.