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TOPONIMIA Y TERRITORIALIDAD MAPUCHE

Desde el punto de vista de la territorialidad mapuche, Purulón se encuentra ubicado dentro del territorio del pikunwillimapu. Junto a esto, en la comuna de Lanco las comunidades mapuche poseen títulos de merced como parte del proceso de radicación indígena llevado a cabo por el Estado a partir de 1909. Estas comunidades se agrupan en cuatro grandes territorialidades que son el Lof Mapu Catrico y Lof Mapu Rancahue, respectivamente al oeste y noroeste de Purulón, y luego, al este se encuentra el Lof Mapu Lilcoco y Lof Mapu Külche, sucesivamente.

Para comprender el significado del topónimo de “purulón” tenemos que considerar lo siguiente: El choike purün es la danza mapuche que se realiza en ceremonias como el nguillatün. Para María Catrileo (2006: 444) el acto de participar en la danza de esta ceremonia es denominado como purutun, y a la vez, el invitar a participar en este baile, “hacer bailar” a otras personas, se denomina purulün.

Imagen 4

Ubicación Misión de Purulón. Elaborado por Karin Müller en base a Google earth.

Esta idea encuentra un correlato en lo que describiera Oluf Erlandsen, corresponsal del diario “El Correo de Valdivia”, sobre el nguillatün realizado durante el Parlamento de Coz Coz en 1907, señalando que, “en los Parlamentos se observa el mayor orden y compostura, y aún en la danza que se llama purulun, los jóvenes y las mozas bailan alegremente al son de las pifilcas y flautas sin desmentirse un ápice del decoro y de la dignidad.” (El Correo de Valdivia, 25 de enero de 1907)

Esto lleva a pensar hipotéticamente que un sector del territorio donde se ubicó la misión de Purulón pudo haber sido un espacio antiguamente asociado al uso de prácticas ceremoniales y espirituales de los mapuche que lo habitaban. En este sentido, se cuenta como un antecedente territorial más cercano, la información que aporta a través de la tradición oral don Eugenio Briceño Calfinao, quien señala que existió una “pampa” de nguillatün en el fundo Catrico, el que fue usurpado mediante engaños por Francisco Spröhnle, personaje que posteriormente hacia 1908, según documenta Almonacid (2013: 272), vendió el fundo a la sociedad Barthou y Corbeaux, por lo tanto, tras estos hechos se perdió este lugar y nunca más se pudo usar para rogativas ceremoniales de los mapuche de la zona.

La existencia de un lugar ceremonial y de carácter sagrado dentro de este territorio, es también corroborada a partir de lo que relata Oscar Millalef, quien expresa que:

“Antiguamente, cuando todavía no llegaban los wingka, toda la gente que habitaba alrededor de Lanco, todos ellos se reunían en el territorio de Catrico, Catrico

Mapu, en ese lugar. En el sector de Catrico Mapu había un antiguo kamarikuwe [lugar de rogativa/nguillatün], y también había cementerios, incluyendo las familias del sector Puleufu Catrico y de Lilcoco se reunían en Catrico Mapu. Pero con el pasar de los años llegaron personas extranjeras no mapuche, que eran los wingka, entonces todos ellos llegaron a quitar las tierras. De la misma manera quitaron los kamarikuwe, entonces la gente que habitaba esos lugares tuvo que salir e irse a otras tierras, a otros sectores donde los recibieran.” (Oscar Millalef, 2014: en documental Lanco - Memoria Viva-)

 

Por otra parte, se encuentra la versión de Julio Cabezas (2009), quien en una de sus hipótesis, señala que Purulón es la consecuencia que degeneró el español de la palabra “Pruloncon”, la que significaría “cantar victoria levantando la cabeza del enemigo”. En este sentido, intentando complementar esta hipótesis, expresa que “se puede pensar que Purulón del año 1551 hasta el 1874, fue una localidad alejada de los “caminos oficiales” más transitados por los wingkas (el costero por Mehuín y el peligroso de los llanos), que ofreciera una explanada protegida por la espesura del bosque, donde se pudiera celebrar merecidamente la captura de alguna avanzada esclavista [española]” que caía moribunda tras haber bebido agua de los ríos o esteros envenenados con Latuy, una planta venenosa abundante en la selva de la precordillera valdiviana, y que según Cabezas le concedería el nombre a Lanco, pudiendo significar “aguas envenenadas”.

No obstante, en estas hipótesis el autor no expone mayor documentación en la que pudiera respaldar sus conjeturas y/o estudios que permitieran comprender y profundizar este significado.

Iniciativa financiada por el FONDART Ámbito Regional, convocatoria 2016, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Región de Los Ríos.

Contacto:

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